En la última clase de ética y responsabilidad social se trató el tema de la extrema pobreza en la que viven los Tarahumaras en nuestro país. De entrada destacamos el dato de que eran uno de los sectores de la población más vapuleados y que vivían en extrema pobreza. Entre las discusiones surgió de forma espontánea, quiero suponer, una opinión un tanto banal que sugería una postura indiferente ante este problema: "...debemos dejarles vivir comiendo pinole porque es parte de su cultura". Al margen de dicho comentario, que quizás no fue muy meditado por decir lo menos, sorprende y me llena de estupefacción el hecho de que el dato analizado sólo era un precedente de lo que ahora se esta reportando sobre una ola de suicidios de padres de familia desesperados porque no pueden darle de comer a sus hijos.
La nota es publicada por el Excélsior, y es el día de hoy.
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Les invito a leerla y a que nos pongamos manos a la obra, yo seguiré dándole seguimiento a la información y espero que algunos de ustedes también para de qué forma podemos contribuir para soc